¿Somos todos pecadores?
“Somos pecadores no porque pecamos, al contrario pecamos porque somos pecadores.”
Santiago 2:10 dice que cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos, y creo que eso nos deja a todos sin escapatoria. Todos en este mundo hemos mentido alguna vez, y Dios no ve un pecado como menos grave que otro, de hecho Jesús mismo nos puso un estándar que nos hace entender que la santidad va mucho más allá. ¿No has matado a nadie? Yo tampoco. Pero Jesús dijo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio. Dios y los que me conocen, saben que al menos yo, soy cien por ciento culpable de esto, y suponiendo que fuera el único pecado que he cometido, (Ja - ja) ¡La palabra dice que ya soy culpable de todos los demás!
Nuestro estándar es Cristo y si constantemente te comparas con él, creeme que no tendrás dificultad encontrando tu pecado.
Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. 1 Juan 1:10
Convicción de pecado
La convicción de pecado es una de las mayores gracias que el Señor nos puede conceder. Y debemos entender que, cómo dice Juan 16:8 el Espíritu Santo es el que convence al mundo de pecado.
Cómo mencioné en el post anterior, antes yo no tenía la convicción de que mentir estuviera mal, o cuando me iba a confesar no sabía ni qué decir, y esto no significa que no supiera distinguir entre el bien y el mal pero la diferencia entre saberlo y tener la convicción es que con la última debemos sentir una repugnancia total hacia el pecado, y es lo que el Espíritu Santo trae a nosotros.
La convicción de pecado es cuando nosotras podemos ver la oscuridad del pecado en contraste con la belleza y perfección de la santidad de Dios. En Juan 6:44 leemos Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere;. Vemos que Dios mismo proporciona la convicción necesaria para llevarnos al arrepentimiento.
¿Cuál es la paga del pecado?
La palabra de Dios firmemente nos dice que la paga del pecado es muerte y que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados. Pero, ¿A qué se refiere esto? Cuando Adán y Eva pecaron por primera vez claramente vemos que no murieron físicamente, asimismo cuando nosotros pecamos tampoco morimos instantáneamente. La biblia habla de una muerte segunda, una muerte espiritual.
Por nuestro pecado somos culpables ante Dios y merecemos el infierno, merecemos una separación eterna de Dios. Nuestra vida presente no se compara con lo que es la eternidad.
Cuando Adán y Eva pecaron ya no tenían comunión con Dios y podemos ver que El Señor sacrificó a un animal para cubrirlos con su piel. Vemos también durante todo el antiguo testamento como Dios requería sacrificios de animales para proveer el perdón de pecados temporalmente y para hacer un cuadro del sacrificio completo y perfecto de Jesucristo.
Ahora tal vez nos preguntemos ¿Qué hicieron esos animales para ser sacrificados? Nada. Ese es el punto, eran inocentes y eran sacrificados en lugar de la persona que ejecutaba el sacrificio. Así podemos ver como esos sacrificios ilustraban al cordero sin mancha que había de venir. (Juan 1:29)
Así como nuestros papás nos dicen, “si no llegas a las tal hora, te voy a castigar”. Dios le dijo a Adán y a Eva lo que pasaría si comían de ese árbol, “porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”, y así sucedió. Sin embargo cómo Dios es totalmente justo y santo pero también es amor, no nos dejó, sino que hizo una manera para restaurar nuestra relación con El, sin quebrantar su justicia.
No podemos olvidar que, el pecado y la muerte espiritual tienen consecuencias tangibles en nuestra vida actual. Solo necesitamos ver las noticias para ver como luce un mundo lleno de pecado y lejos de Dios. El pecado nos roba el gozo, trae culpa, enfermedad, daño, miedo, angustia, mentira. Realmente el pecado solo trae muerte y destrucción.
Pero gracias a la misericordia y amor de Dios, las cosas no se quedan en malas noticias.
¡Por eso el evangelio significa buenas nuevas!
Y las buenas nuevas de su salvación son mucho más dulces después de entender las malas noticias ¿O no?
Hoy entendimos que todos somos pecadores, todos somos responsables de romper la ley de Dios y nuestro estandar es Jesucristo, no algún humano, entendimos que la convicción de pecado es el sentir una repugnación por este mismo. También pudimos ver que la paga de el pecado es la muerte y cómo eso ha repercutido en nosotros, en nuestra relación con Dios y en nuestra eternidad.
En las siguientes semanas estaremos hablando de cómo Dios restaura la relación rota que tenemos con Él y como el sacrificio de Cristo nos puede hacer libres del pecado.
Gracias por leernos, ¡Te amamos!
De mi alma a la tuya.
Te invitamos a que consultes los siguientes versículos:
Génesis 2:17
Romanos 3:23
Romanos 6:26
Apocalipsis 21:8
Efesios 2:1
Eclesiastés 12:1 y 16
Números 32:33
Juan 1:29
Juan 6:44
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