En el blog pasado mencionaba que siempre había escuchado sobre el pecado pero nunca lo había entendido realmente. Lo mismo me pasó con la muerte de Cristo.
(Si no has leído los dos blogs anteriores, te recomendamos leerlos antes de este para tener un mejor entendimiento).
Creo que vivimos en una sociedad donde la mayoría de la población, ha escuchado sobre la muerte de Jesús; crean en ella o no. Se ha vuelto algo incluso cultural, un símbolo o una historia, algo que se sabe pero probablemente no se entiende del todo. Yo antes de ser cristiana realmente nunca entendí por qué Jesús tenía que morir. Escuchaba constantemente “Jesús murió por nuestros pecados” pero nunca conecte los puntos.
Sin reconocer mi pecado, a mi parecer yo no necesitaba a nadie que viniera a morir por mi. Pero como ya vimos la semana pasada, la Biblia dice que todos somos pecadores y estamos destituidos de la gloria de Dios, nuestra relación con Él está rota.
La primera parte del versículo de Romanos 6:23 nos da la peor noticia del mundo. Nos dice que estamos en deuda y la paga de nuestra infracción es la muerte, sin embargo, la segunda parte de este mismo versículo nos da la mejor noticia que alguna vez podríamos recibir.
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
¿Entendemos la enormidad de esta buena noticia?
(Sí no lo entiendes del todo, por favor quédate con nosotros hasta el final).
Nuestra eternidad depende de ello.
Una vez mi Pastor dio un ejemplo que me ayudó muchísimo a entender el sacrificio de Jesús.
El dijo, "imagina que vas al Oxxo a comprar un café, estás en la caja a punto de pagar y llega un amigo y ofrece pagar por ti, la cajera mientras tanto no está interesada en quién de los dos pagará, solo sabe que alguien debe pagar ese café. Al final, solo hay dos opciones, o tú lo pagas o dejas que tu amigo lo pague. Sí él lo paga, el café fue gratis para ti, él pagó lo que tu debiste haber pagado pero tu quedas exento de esa deuda."
Sabemos que es un ejemplo falible y simple, pero ilustra un poco la segunda parte de Romanos 6:23.
"... mas la dádiva de Dios es vida eterna..." La palabra dádiva, significa regalo y la definición de regalo es la entrega de algo sin requerir nada a cambio. Dios envió a Jesús a pagar nuestra deuda para que no tengamos que pagarla nosotros mismos. Retomando la analogía del Oxxo, ¡Alguien tiene que pagar!, o nosotros pagamos o dejamos que Cristo pague nuestra deuda.
El único justo, pagó la deuda de todos los injustos. El sufrió y murió por ti. Dios entregó a su único hijo a que sufriera y muriera en vez de ti. ¡Cuán grande amor! En Mateo y Marcos vemos como Jesús clama al Padre diciendo Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?. Dios desamparó a su hijo en la cruz, para no tener que desampararte a ti.
Nosotros tal vez moriríamos por alguien que amamos, pero no lo haríamos por alguien que nos ha hecho daño. Jesús murió incluso por las personas que lo crucificaron, murió por los que a nuestros ojos son los peores pecadores, murió por los que nosotros tal vez nunca perdonaríamos.
Nadie, es tan bueno como para no necesitar el sacrificio de Cristo para llegar al cielo, así como nadie es tan malo como para no poder ser perdonado a través de Cristo. ¡Es un regalo! no hay nada que puedas hacer para merecerlo o ganarlo. No debes poner tu vida en orden para recibirlo, ni tratar de ser mejor, o esperar a que “seas mayor” ya que no tenemos el día de mañana garantizado y Jesús entregó su vida aún sabiendo todos los pecados que cometerías.
Ahora, ¿Por qué tenía que ser Jesús?
Sabemos que alguien tenía que morir, porque Dios es justo y no puede dejar que el pecado quede impune, pero no podría ser cualquiera. Tenía que ser alguien que estuviera totalmente libre de pecado, alguien perfecto. Alguien con pecado no puede morir para pagar la paga de este mismo. Solo Dios en carne podía pagar esta deuda por todos nosotros. Jesús, es el único que podía pasar por todas las tentaciones y salir victorioso.
Algo que se me hace increíble, es que los judíos tenían el Santo Templo en Jerusalén, que era donde se realizaban los sacrificios de acuerdo a la ley. En ese templo había un velo que separaba el lugar Santísimo (donde estaba la presencia de Dios) y el resto del templo (donde los hombres podían estar). Solo el sumo sacerdote podía entrar una vez al año para poder hacer el sacrificio que traería perdón de pecados a todo Israel.
¿Por qué mencionamos esto? porque Mateo 27:51 dice que cuando Jesús entregó el espíritu, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba hasta abajo.
¡Qué increíble ilustración! A partir de la muerte de Cristo, gracias a su sacrificio, el Espíritu de Dios ya no estaba separado del pueblo. A través de Jesús nosotros ya no tenemos barreras para acercarnos a Dios.
Lo más hermoso de la muerte de Jesús es que las cosas no acabaron ahí.
¡Jesús venció a la muerte! Dejó la tumba vacía y fue visto por muchos testigos.
El Señor no tenía necesidad de probarnos nada, sin embargo su plan es tan perfecto, que comprobó ser Dios en la carne al resucitar, ¡Cumplió todo lo que dijo!
No solo pagó nuestra condena sino que nos dio la esperanza de que la muerte no tiene la última palabra, el ya la venció.
Sí tenemos el regalo de vida eterna, no tenemos porqué temer a la muerte, ya no es nuestro enemigo.
¿Fue su sacrificio para todos?
Juan 3:16, nos dice que de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Dios ama al mundo, a la gente que vivió hace miles de años, a los que viven ahora y a los que vivirán después. El sacrificio de Cristo no fue como los de los animales en el Antiguo Testamento que tenían que repetirse una y otra vez. Jesús fue el cordero sin mancha ni contaminación que murió una vez para toda la humanidad.
La vida eterna es un regalo que Dios nos da únicamente a través de Cristo.
Pero, al ser un regalo, lo único que tenemos que hacer es recibirlo. El regalo es para todos, sin embargo, no todos lo reciben.
En 1 de Juan 5:12 leemos “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”
La expresión tener al Hijo nos indica que hay que realizar una acción, hay que recibirlo como dice Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Si alguien te da un regalo, pero tu no lo aceptas, lo dejas y te vas, ¿El regalo es tuyo? No lo es. Pero eso no significa que el sacrificio no haya sido para todos.
Ahora piensa en la eternidad.
Imagina un cordón sin fin, un cordón largo, muy largo. Un cordón que le dé la vuelta al mundo miles de veces sin final. Ahora imagina que dibujas un puntito en ese cordón. ¿Es un punto muy pequeño comparado con el largo del cordón verdad?
Así es esta vida. No se compara con lo que viene después.
Ahora voltea a ver el mundo, ve lo que está pasando. Ve cuán frágil es el ser humano. Santiago 4:14 nos dice que la vida es como la neblina. Piénsalo, cuando hay neblina nunca puedes ver el momento exacto en el que desaparece, no avisa. Simplemente se va y no dura mucho.
¿Tu has recibido el regalo de Dios?
La Biblia es muy clara. Dice que todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo. En Romanos 10:8-10, cuando los cristianos estaban siendo perseguidos por su fe, Pablo dice:
Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Siendo perseguidos, ¡Esa es la palabra de fe que predicaban!
¿Crees que Jesús es El Señor y que Dios le levantó de los muertos? Confiésalo a Dios. Pídele que te salve, invoca su nombre.
¿Por qué es importante confesarlo?
Imagina que eres testigo de un robo. Realmente viste que a una señora le robaran su bolso, evidentemente lo crees. Si lo crees, lo vas a confesar. ¿De qué sirve si te quedas callada?
Sin embargo de nada sirve que confieses algo que realmente no crees. Podrás engañar a las personas, pero a Dios no.
Toma una decisión consciente, mira como dice el versículo de arriba: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor. No solo será Jesús tu Salvador, sino también tu Señor. Esto significa que Él manda. No tu, sino Él. ¿Estás lista para confiarle no solo tu eternidad, sino tu vida aquí?
Recuerda que la decisión es tuya y de nadie más, no importa si tu familia cree o no cree, no importa si tu país tiene una creencia mayoritaria. Importa tu decisión. ¿Vas a seguir a Jesús? o ¿Lo vas a rechazar?
No te puedo prometer que seguir a Cristo va a garantizarte una vida fácil, de hecho te diré todo lo contrario. Pero, ¿Qué es esta vida comparada con la eternidad?
El Señor nos promete que en la eternidad no habrá lágrimas. No habrá más dolor. No habrá injusticias.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Apocalipsis 21:4
Jesús dijo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Vale la pena seguir a Cristo. Vale la pena entregarle nuestra vida. Jesús es suficiente.
El dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Piensa en esa afirmación. El es el camino, el único camino hacia Dios, El es la verdad, la única verdad, la que todos estamos buscando y él es la vida, la vida eterna, la vida en abundancia.
¿Hay algo mejor? ¿Hay algo que pueda satisfacer tu alma aparte de Dios?
Si tú ya has tomado una decisión de entregarle tu vida a Dios, NUNCA olvides lo que ha hecho por ti. No olvides las buenas nuevas de salvación. Estábamos perdidos caminando a una eternidad separados de Dios en el infierno, y Él nos dio vida, nos dio un propósito y nos salvó. Ahora tenemos seguridad y esperanza de lo que viene. No olvides que hay gente que todavía necesita escuchar las buenas nuevas. ¡Comparte las mejores noticias que un ser humano podría llegar a escuchar en su vida!
Y si no la has tomado, no lo dejes para mañana. Habla con alguien, si no tienes a nadie, habla con nosotros. ¿Tienes una Biblia en casa? Busca los versículos. No lo dejes pasar. No te distraigas con cosas que no tienen un valor eterno, no pongas tu esperanza en cosas que se desvanecen.
Pon tu esperanza en alguien perfecto, alguien que no falla.
Te amamos.
De mi alma a la tuya.
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